Cantante, músico, actriz y compositora extremeña...
Chloé Bird, compositora e intérprete,
estudió piano en el Conservatorio Profesional de Música ‘Hermanos
Berzosa’ de Cáceres y se licenció en interpretación por la Escuela
Superior de Arte Dramático de Extremadura. Artista internacional, ha
participado en festivales como Europa Sur, Womad y la Feria del Libro y
la Cultura de Medellín (Colombia).
En 2013 fue galardonada como ‘Mejor
artista extremeña’ en los Premios Pop-Eye tras publicar su primer EP,
‘October Moon’. En 2015 publicó el LP ‘The darkest corners of my soul’, y
en 2017 ‘Un mundo de niños raros’, dirigido a un público familiar.
Ahora, coincidiendo con la publicación de esta entrevista, sale al
mercado su nuevo trabajo, ‘The light in between’.
¿Qué sensaciones guardas de tu infancia y adolescencia en tu ciudad de nacimiento, Cáceres?
Siempre me he sentido muy a gusto viviendo en Cáceres. Como ciudad de
provincias tiene muchos pros y algunos contras, claro. Es tranquila,
cómoda. Todo está cerca. Aunque a veces echo de menos más iniciativas
culturales y que la gente esté algo más receptiva.
¿Cuándo comenzó tu interés por el mundo de la música?
Desde muy pequeña. Siempre estaba bailando, cantando, disfrazándome. Con
5 años ya empecé a estudiar piano y, desde entonces, mi amor por la
música no ha hecho más que crecer.
Eres
muy polifacética, tocas varios instrumentos, has estudiado Piano y Arte
Dramático. ¿Hasta qué punto es importante la formación musical para
quien quiera dedicarse al mundo artístico?
Es importantísimo entender cómo funciona la música. Tiene mucho de
matemáticas y de lógica. Y también mucho de pulsión e instinto.
Comprender los ritmos, entrenar el oído, la voz, la imaginación, el
análisis… La música ayuda no solo a completar el aprendizaje de
cualquier disciplina artística, sino nuestro aprendizaje como seres
humanos, elijamos la profesión que elijamos.
¿Y en qué te ayuda tu formación en Arte Dramático para expresar tu música?
Mi formación en Arte Dramático también me ayudó muchísimo a comprender
la música desde una perspectiva diferente, sobre todo a nivel
interpretativo.
¿Cuándo decides dedicarte profesionalmente a la música?
Siempre quise dedicarme a la música, aunque lo llevaba en secreto porque
pensaba que era un imposible. De hecho, quería estudiar Arquitectura.
Pero, azares del destino, acabé estudiando Arte Dramático cuando jamás
había mostrado un interés real por ser actriz. Fue entonces cuando
comprendí que la música era para mí algo más que una pasión secreta.
¿Tienes algún rincón especial de tu ciudad como fuente de inspiración?
La parte antigua de Cáceres es muy bella, aunque, sin duda, mi casa es mi templo.
¿Hasta qué punto son útiles
herramientas como YouTube, Spotify o la microfinanciación para los
jóvenes compositores? ¿Qué piensas del cambio radical que ha sufrido la
forma de comercializar y consumir la música?
La forma de consumir música ha cambiado radicalmente. Apenas se venden
discos. Se venden canciones sueltas, en la mayoría de los casos.
Escuchamos música a través de plataformas como YouTube o Spotify. Nos
gastamos miles de euros en grabar música con una calidad óptima para
escucharla a través de los altavoces del móvil o el ordenador con una
calidad pésima.
La oferta y la competencia es masiva. El
público suele ser reticente a lo nuevo, a no ser que esté de moda. Es
increíblemente difícil hacerse un hueco en la industria musical hoy en
día. A no ser que tengas mucho dinero o mucha suerte. O la perfecta
combinación de ambas. Hace unos meses leía a Diego A. Manrique comparar
la música con el agua del grifo. Y es así. Hay tanto que no lo
valoramos.
Para los que no tenemos una discográfica
detrás o no hemos salido en la tele hay alternativas, como hacer un
trabajo intensivo en las redes sociales, publicar tus canciones en
diferentes plataformas musicales, o la microfinanciación colectiva para
sacar adelante tu proyecto y seguir, poco a poco, avanzando en este
camino que es de largo recorrido.
Has tocado en festivales como el
Europa Sur, Womad (en Cáceres y en la localidad británica de Charlton
Park), Contempopránea o el BIME City Live de Bilbao, y en salas de
distintos puntos de España; ¿ofreces un espectáculo diferente en función
del espacio y del tipo de público?
Creo que nunca he hecho dos conciertos exactamente iguales. Ya sea por
la formación que llevo (en solitario, con banda completa, formatos
intermedios…), por las canciones que elijo o por lo que cuento entre
canción y canción. Para mí, forma parte del respeto que le tengo al
público, me esté viendo donde me esté viendo. Entiendo la música como
una forma de comunicación, y para eso tienes que estar dispuesto a
adaptarte a las personas que tienes delante.
¿Y dónde te sientes más cómoda, en una sala pequeña, en un gran auditorio o en un festival al aire libre?
Cada situación es diferente. Creo que me siento más ‘yo’ en lugares
pequeños, pero en realidad no sabría elegir. Lo ideal es tener la
posibilidad de enfrentarte a cualquier escenario.
¿Qué va a encontrar alguien que escuche por primera vez tus composiciones?
Quiero pensar que va a escuchar algo diferente. Tengo dos pilares
fundamentales en mi música, que son mi piano y mi voz. Además, me gusta
contrastar sonidos de cuerdas con programaciones más electrónicas.
Mezclo muchos estilos, me gusta jugar con mis composiciones.
En tu faceta de compositora
cuentas en tu haber con bandas sonoras de cortometrajes y obras
teatrales; ¿es diferente componer para los demás?
Sí, claro. Cuando compones para otros siempre tratas de adaptarte a lo
que la obra o el corto necesita, no es tan visceral como una composición
de una canción, aunque siempre intento dejar mi marca personal en todo
lo que hago.
‘The
light in between’ va a ser tu próximo LP, que verá la luz en unos días;
¿cómo describirías este trabajo y qué supone poder publicarlo?
Estoy realmente emocionada con este nuevo trabajo, creo que va a suponer
un avance importantísimo en mi carrera. He contado por primera vez con
un productor, Guillermo Quero, que me ha ayudado a darle un enfoque algo
diferente a mi música. Además, he contado con los músicos que me llevan
acompañando desde hace unos años y con los que hemos creado una gran
familia.
‘The light in between’ surge como la
evolución lógica de mi anterior disco, ‘The darkest corners of my soul’.
Es un disco que bascula entre la luz y la oscuridad, menos
individualista, teniendo muy en cuenta esos lugares intermedios que, al
final, son los que hacen de esta vida algo que merece la pena vivir.
La pregunta que te harán siempre, ¿por qué compones mayoritariamente en inglés?
Es un idioma con el que me siento muy cómoda. Y al no ser mi lengua
materna, de alguna manera tengo una relación con él más libre, y puedo
jugar más con él para adaptarlo a mi música, ya que me considero más
músico que letrista.
También tienes en tu haber un
disco para público familiar, ‘Un mundo de niños raros’. ¿Como surge la
idea de musicalizar los poemas de Raúl Vacas?
Conocí a Raúl hace unos años y me fascinó el libro que tiene junto a
Tomás Hijo, ‘Niños raros’. Le puse música a uno de sus poemas para una
obra de teatro y, a partir de entonces, seguí poniéndole música a poemas
de ese libro. Después de muchos intentos, por fin en 2017 salió este
disco que me ha dado y me sigue dando muchísimas alegrías. Para este
disco creamos una puesta en escena más teatralizada, con el personaje de
Greta Maleta, mi alter ego, cantando y contando las historias de estos
niños raros. Cantar para los más pequeños es maravilloso.
¿Qué te depara el futuro profesional más próximo?
Empezaré con la gira del nuevo disco este mes y, paralelamente, seguiré
dando conciertos de ‘Un mundo de niños raros’. Además, este mes también
estrenamos ‘La vida de los salmones’, una obra de Itziar Pascual y nueva
producción de la compañía extremeña Karlik Danza-Teatro. Volver a los
escenarios como actriz ha sido todo un reto para mí y el equipo al
completo ha hecho un trabajo precioso del que me siento muy orgullosa.
¿Qué opinas del sector musical extremeño?
Tiene más potencial del que creemos. Necesitamos crear una verdadera
industria musical en esta región y profesionalizar el sector. Muchas
veces siento que se nos olvida que la cultura también es un negocio que
da muchos puestos de trabajo y genera mucha riqueza.
[ ENTREVISTA DE LA REVISTA "GRADA" ]